El Premio Rómulo Gallegos del 2015 es quizás el acontecimiento más relevante de la literatura colombiana reciente. El notable prestigio que acompaña al galardón fue el detonante para que la obra de Pablo Montoya Campuzano (1963) cobrara la relevancia que no le había sido dada fuera de pequeños círculos y el público conociese la rica labor de un autor que ya sumaba veinte libros publicados. Su ya célebre novela Tríptico de la infamia (2014) fue la merecedora del premio y la que desató el fenómeno que continuaría con el premio José Donoso 2016 y el Premio de Narrativa José María Arguedas, de Casa de las Américas, en 2017.

Mucho antes de los premios, Pablo Montoya fue desertor de la facultad de medicina, flautista callejero y habitante de París, donde se doctoró con una tesis sobre la música en la literatura del cubano Alejo Carpentier. Su obra es un vaivén continuo por los derroteros del arte en la historia y la inagotable potencia estética que surge al abrazar los distintos géneros para la construcción literaria y emplear a los artistas como personajes centrales de una poética que es, al mismo tiempo, revisión quirúrgica de la tradición y preciosa puesta en marcha de una voluptuosidad ulterior.

Esta nota la hicimos antes de que existiera Librería Bizarra, pero la volvemos a publicar porque fue hecha mientras Pablo Montoya escribía su última novela, La sombra de Orión, por lo que nos da luces sobre su proceso creativo, al tiempo que nos ubica frente a una nueva entrevista que realizamos y pronto compartiremos acá. Además de esto, tener la voz de un clásico vivo de la literatura es fascinante y razón más que suficiente.

La versión escrita pueden encontrarla en lalengua.com.ar

Dirige: Nahum VIllamil Garcés

Música: Josef Paternina